El
pequeño microcosmos de las abejas, la asombrosa organización social
y las costumbres de esos insectos, han estimulado a no pocos creadores en diferentes
latitudes y épocas. Prueba fehaciente de ello son obras de principios del
siglo XX, que mezclaron magistralmente el conocimiento entomológico y la
ficción poética, como La vida de las abejas (1901), del belga
Maurice Mäeterlinck, y Maya la abeja (1912), del alemán Waldemar
Bonsels. Sobre
las abejas y la producción de la miel trata también El bebé
más dulce del mundo, de la autora e ilustradora española Montse
Gisbert; sólo que en esta ocasión se trata de un álbum de
carácter informativo y generosa gráfica, que tiene como destinatarios
principales a los prelectores.
Los
textos son breves e ingeniosos, y consiguen trasmitir con eficacia información
que para un adulto podría parecer elemental y obvia, pero que para un niño
pequeño, en su condición de descubridor del mundo, no lo es tanto.
Montse Gisbert crea un gracioso personaje, la abeja Zzum, y la utiliza como hilo
conductor del relato. Las últimas páginas, a modo de complemento,
traen información expuesta de manera asequible, que posibilitará
al mediador adulto aportar nuevos datos mediante un diálogo enriquecedor
con los niños.
Las ilustraciones, bien lejos de las láminas
naturalistas que suelen acompañar los textos informativos, son una lección
de creatividad y buen gusto. Colores donde predominan los tonos pasteles y los
ocres, desenfadadas perspectivas, humor en la representación de las abejas
y de los elementos de la naturaleza... Lo que se observaba en un trabajo como
Adivinanzas, libro que comentamos en un número anterior de Cuatrogatos,
se ratifica en este nuevo proyecto: a la hora de hablar de los más interesantes
ilustradores noveles de España, el nombre de Montse Gisbert es ya de obligada
mención. La edición es exquisita; cada detalle ha sido cuidado con
esmero: desde la calidad de la impresión y del papel, hasta la tipografía
manuscrita que aporta un toque ingenuo al conjunto. Tanden Edicions, de Valencia,
España, se pone una flor en el ojal con este álbum.
No es de extrañar,
entonces, que El bebé más dulce del mundo haya obtenido en
este año 2000 uno de los premios del prestigioso certamen Skippins Stones
Honor Award, que se realizada cada año en California, Estados Unidos, con
el objetivo de destacar las mejores obras de carácter documental publicadas
en el país y en el mundo que estimulen la sensibilidad ecológica
de las jóvenes generaciones y promuevan el desarrollo armónico de
los sistemas naturales, así como su conservación y protección.